Estaba apoyada en el alfeizar de la blanca ventana,
y te vi pasar sosegadamente, casi como un suspiro.Rememoré tu cuerpo bello y valiente.
Tu semblante de fuego, bajo la carpa del circo dela vida,
apostando siempre con una sonrisa que habitaba
todo tu entorno.
Mi amor por ti era un sueño perenne, inacabable.
Amor de miel y terciopelo,perpetuo como las nieves de las altas cumbres.
Amor que emergí del agua ingenua y limpia,
salpicando con firmeza mi pecho desnudo.
Amor tallado por el mármol de la vida,
rebelde, perturbador como la luz de la mañana.
Todo duerme…
Porque mi amor está despierto.Cuando la estrella de mi amor sonríe y
tus ojos de oro la miran,el mismo amor penetra en mí, lleno de dulzura.
¡Oh, amor!
No debes tener miedo cuando el cielo se cubrade nubes negras y la oscuridad oculte las estrellas,
y cuando la luna apenas se atreva a irradiar un solo
rayo de luz.
No debes sentirte afligido cuando sientas que las
rosas no desprenden ni un halo de su fragancia,y cuando la soledad anide en ti, y ya no oigas
el canto de las sirenas.
Te vi despertar en mí, y te vi nacer como la raíz
suave de los abedules.Y aún es más,
sé que tengo muchos sueños que soñar contigo.
Madrid, 28.05.1989
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