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POESÍAS: propiedad de Isabel García Suárez
FOTOS: propiedad de Ángel Sánchez Rodajo.

sábado, 7 de enero de 2012

VOLANDO HACIA LA ETERNIDAD

Madrugada templada de noviembre.
En un breve instante
la bala asesina atravesó el aire sereno y fue
volando…
            volando…
en busca de sus vidas.

Al poeta le precede la tormenta,
al filosofo el fuego,
al sacerdote la llama.
Allí donde se vislumbran enormes montañas de humo
quedaron sus vidas enterradas.

Que no vuelen más las balas,
que no vuelen más las granadas,
que no vuelen más las bombas,
que no vuelen más;
                        que no vuelen.

Que se apague la ira de los cañones,
que se extinga el odio de los fusiles,
que se callen los tambores de la sangre,
que se aplaque el veneno de las mentes.

El horror deja estupefacta a la palabra.
El verso se abre camino entre ríos de sangre.
Desde las entrañas de la tierra el volcán de los oprimidos
arroja el grito impetuoso:
¡No más asesinatos!

Hoy camina la maldad con paso fuerte.
El opresor desea dominar
por los siglos de los siglos.
La raíz de la violencia tiene un vínculo robusto
en la profundidad del ser humano.
Los hombres son llevados precipitadamente
a holocaustos sin sentido.

Las risas se apagaron:
Se fueron volando como las balas.

Nadie se arriesga ya a mirar de frente este vuelo implacable.
Nadie maldice ya a nadie.

El amor se vistió de luto
por culpa de las balas,
los fusiles
y las metralletas.

Aquellos que empuñaron las armas
mataron el empeño por conseguir la paz;
pero algún día serán interrogados
y caerán
bajo el domino de su propio verdugo.

Sin embargo, la rama de olivo volverá a brotar;
en cualquier caso,
en cualquier lugar.
Porque el verso del poeta hará libres hasta la eternidad
a aquellos que cayeron bajo el arma homicida.
 
Madrid, 20.11.1989

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