Tú entrabas deprisa en mi noche.
Tú,
arrogante,remontabas el torbellino incesante
de la sombra.
Yo,
desierta,aceleraba el paso por entre los ángulos
de las calles oscuras.
¿Quién ha unido mi noche y tu día?
Es una incógnita; solamente sé
que nuestro amor era algo tragicómico.
Todo se confundía.
Las risas y las lágrimas.
A ambos nos invadió el miedo…
a ambos nos invadió la zozobra…Nos asomamos a los profundos abismos del cielo
y del infierno hasta ser devorados por la luz
de las tinieblas.
Buscaba tus ojos…
buscaba tu pensamiento…
Te encontré en un punto del camino;
deslizaste tu mano en la mía y
emprendimos de nuevo la marcha.
Otra vez,
para caminar juntos…Madrid, 03.12.1989
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