Transcurre un minuto,
transcurre una hora,transcurre un año,
transcurre un hombre.
Es la danza del tiempo,
el grano de arena que pasea cada segundo
a través del reloj de la vida
completando un ciclo de existencia.
Algo sagrado acontece en la fuerza de
la Naturaleza… algo vigoroso…
algo sublime…
Las hojas caen,
las calles se humedecen,el canto de los grillos se apaga,
el cielo grisáceo anuncia la llegada
de las aves migratorias,
el sol se vuelve tenue, aterciopelado,
haciendo virtud al silencio del viento.
Allá y acá, caen aún los frutos maduros y
las rosas más bellas extienden sus últimascálidas fragancias.
¡Es la fiesta de la Naturaleza!
Esta es la vida,
que se mantiene sólo con dejarla viva.Es la última sonrisa que guarda
el rostro del verano.
La pequeña gota de rocío
que, cuan lágrima de cristal,acaricia los campos y los valles
impregnándolos de nostalgias misteriosas.
Y llegó el hombre…
Él lo inventó casi todo,él lo destruyó también casi todo.
Quiso ser el rey de la Naturaleza:
manipuló la vida en todas las estacionesdel año.
Las rosas se secaron antes de tiempo,
pero la fuerza de la Naturaleza se cobrarápuntualmente los frutos arrancados.
Madrid, 22.10.1989
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